Nunca antes en la historia una innovación había avanzado tan rápidamente como las tecnologías digitales. En tan solo dos décadas, han alcanzado a casi el 50% de la población en los países en desarrollo, provocando una transformación en las sociedades. Al mejorar la conectividad, facilitar la inclusión financiera y ofrecer mayor acceso al comercio y a los servicios públicos, la tecnología tiene el potencial de ser un factor clave para reducir las desigualdades. Sin embargo, aquellos que aún no están conectados siguen excluidos de los beneficios de esta nueva era y se ven cada vez más rezagados. Muchos de los que se quedan atrás son mujeres, personas mayores, personas con discapacidad, miembros de minorías étnicas o lingüísticas, comunidades indígenas y habitantes de zonas pobres o remotas. El avance en la conectividad está disminuyendo e incluso retrocediendo en ciertos grupos. Por ejemplo, a nivel global, la proporción de mujeres que utilizan Internet es un 12 % menor que la de los hombres. Aunque esta brecha se redujo en la mayoría de las regiones entre 2013 y 2017, en los países menos desarrollados aumentó del 30 % al 33 %.
A lo largo de la historia, las revoluciones tecnológicas han cambiado la fuerza de trabajo: han creado nuevas formas y modelos de trabajo, han dejado obsoletas otras y han conducido a cambios sociales más amplios. Es probable que esta solo ola de cambios tenga profundas repercusiones.
CONSECUENCIAS DEL RÁPIDO DESARROLLO DE LAS TECNOLOGÍAS.
El cambio tecnológico está modificando de manera acelerada nuestro presente y nuestras perspectivas para el futuro.
Si queremos ser eficientes es indispensable evaluar cuales son los cambios tecnológicos que nos permitirán acelerar el cumplimiento de las metas de la agenda 2030 y aquellos que podrían amenazar su consecución.
Me enfocaré en 3 puntos que considero cruciales.
Si queremos lograr la meta del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las personas, hasta 2030, debemos crear 600 millones de nuevos puestos de trabajo. El rápido cambio tecnológico afecta a los empleos. Aquellos que se han incorporado tarde a las nuevas tecnologías pueden tener mayores dificultades de adaptación y quedar excluidos de ciertos proyectos.
-Las tecnologías afectan gravemente el cambio climático. La producción de dispositivos electrónicos unida a una obsolescencia programada (contra la que ya se está luchando) y el desarrollo de infraestructuras cada vez más potentes, requieren de una gran cantidad de recursos naturales, como a extracción de minerales, de metales y de combustibles fósiles.
Ello conlleva impactos ambientales significativos, como la deforestación, la degradación del suelo o la contaminación del agua. No solo es la producción. La energía necesaria para alimentar servidores, centros de datos y dispositivos favorece la emisión de gases de efecto invernadero. Estas emisiones contribuyen al calentamiento global.
Debemos acelerar el desarrollo de estas tecnologías si queremos cumplir con la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, tal como lo establece el Acuerdo de París, y a la luz del Objetivo 13 de la Agenda 2030.
El texto destaca acertadamente los beneficios y desafíos del avance tecnológico, subrayando la importancia de la inclusión y la sostenibilidad. Es un llamado necesario para equilibrar progreso y equidad, garantizando que nadie quede atrás en esta transformación.
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